El origen del instante
Zakarías Zafra Fernández
Tengo
de ellos cierta paciencia en las manos
y
algo de sabiduría y sortilegio
para
cuidar la vida.
Agradezco
mi herencia.
María
Elena Díaz Carmona
*
En
la poesía de Wafi Salih el origen, la raza, los vínculos y las separaciones
tiemblan en un acto de apropiación momentánea. La obsesión por lo breve, el
cultivo de la frase exacta, precisa, reposada, dan cuenta de un oficio poético
sin premuras, que salva su profundidad por encima de la inmediatez. Porque el
decir breve no es necesariamente inmediato, mucho menos si tiene implícito un
largo viaje y como resultado una cartografía y un tesoro.
La
angustia por el origen, el país lejano, ese lugar sin nombre del cual se
desprende un relato íntimo ancestral, son cuadros que se despliegan a lo largo
de su poesía: Mi casa una tienda en
cualquier sitio. /Corazón de astro
permanente en su abandono. Ella es la poeta viandante, nómada, que clama y
se desplaza para averiguar su nombre. Ella, que viene de un lugar de “quebradas
sílabas” donde el día nace y se recoge, imagina y reconstruye su comienzo.
Hay
en casi toda la obra de Wafi un tiempo que se agota, un éxodo, un destierro: La sangre de las cosas /sepulta en la
almohada/ cielos huérfanos / ¿Qué nos falta aún por destruir? Y es un
exilio no solo de la lengua, siquiera del cuerpo que hace aquí las veces de
patria perdida, sino de la propia experiencia. Lo ausente, lo desvanecido, es
el horizonte donde dialogan las pulsiones elementales de esta poesía. Ahí el
desasosiego, el dolor y la ajenidad se convierten en simetría y en noble
pregunta.
Cuando
no sentencia, la brevedad en la poesía de Wafi Salih es camino y momento. Su
timbre denso, concentrado, irrumpe y vuelve en sí para nombrar y renombrar los
espacios habitados. La poeta parece hablar en lengua extraña, hacer música de
oriente, inundar el papel de óleos y perfumes como ofrenda de ars poética. Ella habla y lo hace todo
justo y fértil: ha originado el instante.
Zakarías Zafra Fernández