Soledad
Vasquez Armella.
Traductora y editora del libro consonantes de agua
La construcción de una obra editorial implica adentrarse
en el universo profundo del autor, génesis del ánimo secreto que motivó su
creación. Editar es impulsar el ritmo secreto del libro. Seleccionar a pinza
los elementos justos para mover la ola que danza bajo las palabras y lograr que
resuenen al tono perfecto, como un eco de ese ánimo secreto, revelado en cada
imagen, cada símbolo presentado al lector.
La edición de “Consonantes de agua” de Wafi Salih me implicó
indagar en ese ánimo secreto presto de una singular poesía donde se transforma
el pequeño espacio íntimo en una inmensidad. Desde dos aguas, la traducción al
inglés y la edición del contenido para el libro, tuve la grata experiencia de
indagar en sus breves textos que surgen desde resquicios de la memoria de la
autora, que mira hacia dentro cuando posa la mirada en el afuera; en la plaza
donde juegan los niños, en la sombra de un gato triste, en las grietas de la
casa, en la dulce umbra de la luna, llena, como una almohada sola.
Cónsona al espíritu vital del haiku, su obra indaga en la
casa-alma de la autora, que ve en lo sencillo, la plenitud de su mundo íntimo.
Su casa, como un portal que conecta entre el adentro del hogar; manifiesto en
los recuerdos desperdigados en el quehacer cotidiano, y que desde allí viaja
hacia lo íntimo vital reflejado en las imágenes del afuera de la casa; la
noche, la lluvia y el agua como una constante, el silencio de las tumbas, la
ciudad desolada y los seres apenumbrados que la habitan.
Entre ese adentro y afuera, habita en ella una dulce
nostalgia del ser y la nada, entre la serena certeza y la tristeza brumosa,
entre la mujer amante y la solitaria intimidad de la madre. No es en el tiempo,
sino en los espacios, en las esquinas recónditas de su vida cotidiana donde la
autora guarda su alegría, el amor, la muerte y el dolor.
Notas sobre la edición
¿Dónde empieza el alma de Wafi Salih, sino a la sombra de
un imponente cedro del Líbano?. No hay un símbolo más propicio que este, para
enmarcar la niñez y la presente ausencia, tan punzante, que la tierra de las
dunas ejerce en la poesía y más allá, en el ánimo secreto de la autora. Por
ello al realizar la edición del libro, seleccioné este símbolo como imagen que
abre y cierra las páginas de consonantes de agua.
Desde esta primera imagen se hilvanan 18 ilustraciones
como 18 fases o temáticas de la poesía de la autora jugando a la pausa larga de
una imagen entre cada grupo de 7 poemas:
Desde el cedro como símbolo, en los dos primeros grupos
resalta la poesía que aborda temas sobre la nostalgia y la muerte. El niño ante
la tumba, la casa lejana del padre ausente, pero latente en la memoria como un
cedro derribado en el corazón. Desde
allí, para el tercer y cuarto grupo de poemas decidí tomar voces sobre el agua,
la luna y la naturaleza como símbolos de una esperanza repentina:
Un relámpago
golpea el
estanque
la luna tiembla
El grupo quinto y sexto de poemas, abren y cierran con
cósmicas imágenes que ilustran aún la naturaleza, pero desde la contemplación
en el encuentro infantil con el mundo; un niño que juega con la luna llena, las
ranas que cantan melodías antiguas y un caminito de hormigas. La vida desnuda y
despeinada: una vía láctea que habita
como Piedritas en un bambú.
Luego el ánimo secreto de la poesía de Salih da un vuelco
y en los siguientes tres grupos de poemas, me senté a dialogar con la Wafi
Salih mujer amada y mujer amante. En esta particular selección destaca la
belleza de la intimidad en los pequeños detalles de la casa, en sutil intimidad
entre la imagen onírica como metáfora del amor, por ejemplo en este particular
texto:
Descifra
el alfabeto de
los pájaros
mi oído en tu
pecho
Desde allí, el noveno grupo de poemas inicia con la
ilustración emblema y portada del libro, a mi parecer una de las imágenes de
mayor fuerza simbólica y profundidad interpretativa de Maldonado, ilustrador
del libro, en la imagen se denota una mujer con la luna en el útero, (así me
gusta llamarla). Imagen de técnica puntillista que juega entre la mujer duna y
la mujer agua.
La selección de haiku para este fragmento versa sobre la
mujer intima. La mujer en tránsito del hogar, en reflexión y limpieza con la
casa, de la vida y los ánimos pasados, la esposa y la madre en el silencio ruidoso de
la casa.
El décimo grupo sigue dialogando con la mujer, pero en
este la vejez, la rosa, la flor, la muerte de la primavera emergen como símbolos
centrales que la concilian también con su propia madre. Un grupo
particularmente nostálgico de poemas donde la autora se pregunta inquieta sobre
el porvenir:
¿quién canta
en las páginas
del aire,
el destino de la
rosa?
Los últimos seis grupos abordan la poética del adentro y
del afuera de la casa- alma de la autora, un cruzar y volver al portal. Las
ilustraciones muestran puertas y ventanas como símbolos de un cosmos de lo
oculto y lo entreabierto y con ello el juego lúdico de la contemplación. El
espíritu vital de la autora danzando entre la conexión adentro; consigo y en sí
misma, en la página en blanco, en el fondo quieto de la taza de café y afuera;
en el encuentro fugaz con los otros, como una infinidad de sombras de la
memoria. Una contraposición entre la vida de los seres que habitan la ciudad
desolada, la penumbra del hambre y la espera que resuena cruda en la ventana,
detenida ante al silencio sereno del zen en la congoja de café. Finalmente en
este viaje hacia dentro del ánimo secreto de Wafi Salih, decidí cerrar la
selección con el camino hacia el sentido de conciliación consigo misma y con la
figura masculina, en el rostro del hijo y en el encuentro feliz con el padre,
en el río, pero fijo solemne en su memoria, como un cedro del Líbano.
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Soledad
Vásquez Armella (estado
Yaracuy, Venezuela, 1987). Escritora, investigadora, traductora y artista
conceptual egresada en Diseño Integral en la UNEY, con destacada labor en el
campo de investigación en mitología, religiones venezolanas, arqueología del
paisaje y paisaje sonoro, con amplio trabajo individual y colectivo en poesía,
arte sonoro y audiovisual. Directora de Fundación Madrelionza, fundadora e
impulsora de estudios de paisaje sonoro con colectivo Ecous.