domingo, 26 de julio de 2015

ENTIDAD VITAL: LA POESÍA DE WAFI SALIH



“Un poema es una entidad vital mucho más orgánica que un ser orgánico en la naturaleza. A un animal se le amputa un miembro y sigue viviendo. A un vegetal se le corta una rama y sigue viviendo. Pero si a un poema se le amputa un verso, una palabra, una letra, un signo ortográfico, muere” 

Cesar Vallejo
Aunque el objetivo sea el estímulo y Poe manifieste que “todas las excitaciones intensas son de poca duración”, dicha concisión, en poesía, no se trata únicamente sobre longitud —existen poemas cuya vasta extensión es necesaria— sino en la sobriedad de las imágenes. De esta manera, Wafi Salih (quien además es una de las principales cultivadoras, en Venezuela, del Haikú y el tanka5) logra el sabor a una nostalgia estoica evocada a través de un austero poema; no se le escapa nada del papel, como si mojara la pluma con la cantidad exacta de tinta de manera que con un solo plumazo deja todo dicho.
De origen Libanés, nacida en Valera y radicada en Barquisimeto, Wafí Salih no olvida sus raíces ni se aleja de la realidad. Luis Alberto Crespo en el prólogo de Con el Índice de una Lágrima dice respecto al libro que “es un testimonio amoroso por la patria de sus padres que es la misma suya en ese sentimiento (…) una denuncia y el doloroso reclamo lleno de sentido de la poesía frente a la cruel irracionalidad de nuestro tiempo y del combate de los pueblos frente a la opresión”. Wafi nos hace referencia también a ambientes sangrientos, al dolor de un pueblo, a abrazos entre escombros, a ruidos bélicos; en su sangre lleva las huellas mnémicas de quien muere por culpa de una bomba que cayó cerca mientras guindaba la ropa en el tendedero: Fuego /desgranado /deletrea /el Líbano /devuelto /en la sangre /de Dios /En las raíces /entre muros /de tierra /dolorida /En inaudible /abrazo/ Masacrado.6 Asimismo, Eva Guerrero, profesora de la Universidad de Salamanca, opina sobre otro de los libros de Salih, El Dios de las Dunas, que “hay elementos claves de la historia del Líbano, de sus desgarros, vividos en buena parte en la distancia, pero que estremecen al ser pronunciados”; de la misma manera que lo hiciera el profesor de la Universidad de Costa Rica, Ricardo Marín Guzmán, sobre la obra de Al Jahiz, en su trabajo titulado La Literatura Árabe como fuente para la historia social: el caso del ‘Kitab Al-bukhala’ de Al-Jahiz. En dicho trabajo Marín Guzmán expone que la prosa de Al-Jahiz —y gran parte de la literatura árabe, en general— expone pasajes del pensamiento islámico y la historia de sus pueblos.
Igualmente, nuestra mencionada poetisa, en sus versos, hace alusión al contexto musulmán; por ejemplo, nos invoca, en un perfume, al jeque musulmán (titulando el poema): Afandi; pero además, su prosa nos realza su posición mujeril en el cosmos. Su libro de ensayo, Las imágenes de la ausente, es un discurso con sutil retórica para la comprensión de la situación de las mujeres en la historia y un grito con puño apretado en fe de la reivindicación femenina; destaquemos lo que dice sobre él, en su prólogo, Magaly Acosta Oviedo: “La voz de Wafi Salih es una invitación a asomarse a nuevas formas de subjetividad para referirse al sujeto femenino. Una relectura acerca de los estudios de género, planteado desde lo sociológico y filosófico, pero también desde lo poético y lo mítico en y a través de la escritura de y sobre mujeres”.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, escritores japoneses, entre ellos Ippekiro Nakatsuka, buscaban romper con la “rigidez” tradicional del Haiku, rompiendo con la clásica métrica (tres versos: el primero y el último de 5 sílabas y el del medio de 7 sílabas) y con la tradición de palabras anticuadas que, por lo general, se referían a estaciones del año; estos poetas acuñaron el término de muki a los haiku que no hacían referencias a estaciones. Salih mantiene la métrica tradicional del Haiku (17 sílabas divididas en 3 versos), con la característica del muki al no hablar de estaciones del año; aunque sí existe el destello de un momento, un mundo comprimido (al cual, según Wafi, no deberíamos pasar por alto) que pasa por un prisma único que sólo ella posee; lo cual nos recuerda, precisamente, lo que disertaba Octavio Paz sobre el haiku: “A pesar de su aparente simplicidad, el haikú es un organismo poético muy complejo. Su misma brevedad obliga al poeta a significar mucho diciendo lo mínimo”. Escriben algo / las patas de esta mosca / llenas de tinta6. Al hablar de la brevedad, de instantes, del presente indicativo, nos referimos a un tiempo subjetivo que no se cuantifica, sino que es esa duración cualitativa de la que hablaba Bergson, durée que se trata de estímulos metafísicos, nada que ver con el espacio numérico; más bien nos recuerda lo que escribiría Borges sobre un lugar imaginario (Tlön, en su célebre cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, el cual nos hace referencia, por cierto, al oriente islámico y a la filosofía de Averroes) donde una de sus escuelas niega el tiempo: “razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente”.
La lírica de nuestra poetisa ha encontrado su ritmo, nos muestra el desarraigo de una tierra lejana, una nostalgia andina, un rojizo atardecer y al mismo tiempo nos expone esencias y les da la vuelta, como una luz que nos impresiona en la oscuridad de un enigmático espacio; Sartre7 decía que el poeta, a través de las palabras, construye una nueva realidad, un nuevo mundo, más allá de la mímesis que podría lograr, por ejemplo, un narrador. Un mundo lleno de imágenes, sensaciones, sentimientos… sugeridos no solo a través de las palabras sino también de la sonoridad, del ritmo; sin embargo dicho mundo es incierto, jamás hay escenas explícitas, es un reflejo, un oasis, una ilusión que nos confunde, como diría Barthes sobre la función del escritor: “construye un mundo significante pero finalmente nunca significado”. 
Wafi se detiene para reflexionar con poder creador, como si el mundo siguiera y ella, congelada, lo observa: “Estoy cansada/ el río ha dejado/ suelta la luna8; su poesía es la contemplación de los detalles, de los instantes irrepetibles. El río es su pluma que fluye yéndose a paisajes ilusorios a los que nos cuesta adaptarnos, podríamos decir que sus poemas son “Formas/ sencillas/ de universo/ breve/ A ciegas/ en la tierra/ Descubierta”9
Lo anhelado podría causar una angustia precipitosa, una desesperación vacía que pudiera devenir en torpeza, pero el logos no admitirá tropiezos en relación con la poesía; en ella no debería sobrar, ni faltar, ni una sola palabra. “Sobre el poema/ una mancha de tinta/ ahora es perfecto”.1 En la concisión se encuentra el sentimiento requerido; sin mencionar, para no caer en obviedades, la estrecha relación entre proporción y belleza (incluso hay quienes considerarían -como Pitágoras2, Aristóteles3 o León Battista Albertti4- que son la misma cosa). 


Nuestra poetisa posee la precisión de una Haijin, una femineidad del cercano oriente cual Joumana Haddad y, a la vez, un compromiso con la realidad venezolana. En ella, coexisten la luna (el cuarto creciente, el calendario lunar) y un almanaque soleado. Ella ejerce principalmente el Haiku (además de la docencia; ha escrito otros tipos de poemas, ensayos y ha incursionado en la dramaturgia) como en su libro Vigilia de huesos, donde nos expone, en sus poemas de 17 sílabas, una imagen en presente indicativo digna de admirar: Florecen / sobre una bosta de vaca / dos azucenas. Como haijin venezolana no nos habla de estaciones ya que sus días son sólo nublados o soleados.

HAY KU: A PROPOSITO DE LA LETRA Y EL ESPACIO



HAY KU: A PROPOSITO DE LA LETRA Y EL  ESPACIO
                              En la obra de Wafi Salih.
                                                                                                                                                            Roger Herrera
Prolegómenos:
Conquistar el espacio del papel en blanco, nos plantea a quienes con el formato y soporte trabajamos, fomentar la reinvención a manera de juego de una escritura, bien sea sólo por el placer  de trazar, bifurcar, eludir o aludir con puntos, líneas y señales el topo aludido, sino también  desde la letra  propiciar un universo que por leve no desmerezca el discurso y por preciso u objetivo, no arruine la economía del lenguaje.

De dicho lenguaje y sus formas de decir, podrían tratar estas líneas, pero es a propósito de una de sus formas de expresión más acabadas y concisas (refiérome al hay Ku), de cuyo tema trataremos  a continuación, en esta humilde y singular propuesta.

Sabido es que en el zen nos adiestramos a través del sufrimiento y este aprendizaje no es más que una suma de experiencias la mayoría de las veces dolorosas. El zen es a su vez el camino o un adiestramiento espiritual  para poder discernir sobre ¿qué camino escoger, qué decisión tomar? Sin ánimos de apuntalar  el oficio de poeta como una suma de virtudes, deseo destacar que para los verdaderos poetas el oficio se convierte en un camino y he aquí una de las nociones que nos acercan al zen y su especificidad como complemento a la hora de construir  u escribir un hay ku.

Por ello, creo que un verdadero poeta puede llegar al conocimiento o experiencia de  conocer el Nirvana  porque está aquí y ahora, sin pecar de humildad o siendo evidentemente humildes un poeta, hijo por supuesto de la brevedad puede conciliar y conocer la iluminación a través del ejercicio espiritual del zen.


Gozo y dolor placer y dolor
Gozar del poema significa liberarse, ello viene dado en cuanto y en tanto el poema es libre por naturaleza, aunque es y hace parte del pensamiento, logra fugarse por los intersticios  de la imaginación, incluso nos juega bromas y peripecias por ende gozo y dolor son aditamentos del hay ku.

A propósito de la obra de Wafi Salih.
Basados en  la hermenéutica  y sustentados en el rigor y encantamiento que obsede esta  forma en la escritura muy particularmente  en la noción aportada por  la escritora Wafi Salih, propongo desde estas líneas vivir la experiencia de su letra  en la elaboración y búsqueda del esplendor, en el encuentro con el satori, ese guiño de la iluminación, ese instante iluminado donde la conciencia  - en este caso de la letra-prevalece queda pululando en el papel.

Las palabras de esta poeta, están llenas de perdón, de arrepentimientos, de gozos donde el recuerdo – otro instante- , otro fulgor. Pueda que nos muela. Quizás  despierte en el lector, la complicidad  arquetípica entre la víctima y el victimario. Es como sentirse secuestrado por la imagen, dejarse llevar por todas estas exploraciones  que sin lugar a dudas nos socaban, nos abrazan, nos conminan a la reflexión y a la duda. Por ende retornamos como un boomerang, una vez más al apego y al rechazo, recibir para no conservar, creer que  nuestras riquezas están basadas precisamente en ese despojarse donde las necesidades dejan de serlo, para entrar al reino de la humildad y la modestia. Al reino de la palabra en Salih. Invito al lector a  trasegar por la letra, de Vigilia de huesos:

Llora un niño
y esta rosa que cae
dos abismos    p. 19


 Pasan los años
 En un viejo cuaderno
 Letras borradas   p. 28

Vacía para mí
Colmada de palabras
Ésta tu carta  p.60

País derruido
Un lamento la lluvia
Sobre las piedras. P 39


 

Vigilia de Huesos: El Instante Iluminado

                                                              “Siguiendo el sabio consejo de Chuang –Tsé,
                                                                 uso su mente sólo como un espejo.
                                                                No aferró nada, no rechazó nada.
                                                                Recibió, pero no conservó. “

Después de la iluminación, ¿Será que nos percatamos de la maravilla de nombrar con palabras?, dada la poesía sin ataduras, sola, desde la visión directa y personal sin mediación - sólo entonces la lluvia, será la lluvia-; como la flor a la que se refiere el William Wordsworth al regresar del Paraíso, sin duda, este tipo de expresión, la cual  no se separa de la realidad sino que vive y dilata dentro de ella, es lo que  percibo en la voz de Wafi  Salih.

Palabra u Energía Circulante

Sonrisa  interior u energía en circulación en la letra del Haiku, versos que no suelen tener rima, concisos, plenos de intensidad, formados por cinco, siete y cinco sílabas. Palabras hechas desde la vivencia, donde nada está separado  todo es conexión, donde es menester - pensar  “… con los ojos y los oídos”, desde la Vigilia de Huesos.

Vigilia de  huesos: La Puerta del HaiKu

Vigilia de huesos, el sentir edificado desde el Haiku alude al arte  Zen; lleno de percepciones y en una filigrana delgada  y transparente donde los instantes  se hacen únicos e irrepetibles. Donde cada gesto es simple en su universalidad, cada acción es verdadera por su llaneza, cada palabra, cada grafo se hace palpable en el papel como el latido del corazón.

Ser lo que uno es. Aceptarnos como un grano más del polvo del  universo donde no es necesario el tránsito por el pensamiento. En estos poemas de Wafi Salih, se vive lo único e irrepetible sin desmedida; no se ansía nada; están los  versos faltos de ira,  alejados de la envidia y del furor. Está allí  en el papel como el mundo; una puerta hecha a la medida de los seres vivientes. Sin  lugar a dudas el presente avanza en su detención a un accionar del yo privado del egoísmo; amparado en el corredor insólito del universo donde el ying y yang hacen vórtice en la respiración; sístole y diástole de la armonía donde es iluminado el hueso de la letra en la vigilia irradiante del Haiku.

Impulso y normativa de  la letra.

La prudencia y la humildad que acompañan el Ki o intención de estos textos permean en el lector una puerta invisible hacia la unidad cósmica; la búsqueda del do (el camino) en el Karate  Do o bien el Tao, a mi parecer cada Haiku es una forma, una elaboración rigurosa llena de desprendimiento aunada a la Unidad con el universo, un cielo despejado (en el papel) donde la palabra es  soplo vital que mueve los juncos de la vida.

También lo invisible tiene cabida en estos hallazgos donde lo  infinito se postula desde el cuerpo, donde cada gesto es alterno en sabiduría con las plantas y los seres  más insignificantes y en cuyo fulgor, arrobados, nace  nuestro consentimiento y respeto por el Otro. A veces la palabra es  solo mancha, en ocasiones solo sombra, plausible al abrigo de la luz, es  el salto de un felino, la gracia de la grulla;  cada voz, cada acento es día y noche irremediables en el Tao (camino) en Lao- Tsé en ese  “sentir absoluto” u apariencia de infinito regido por la respiración y en concordancia con impulsos soterrados intuyendo la cascada, el agua, la burbuja, las rocas, el descenso. Diremos, para dar fin a estas líneas que esta poeta y escritora  retornó al estado de gracia intuyendo en el abismo la aprehensión de lo real la visualización de lo oculto para mostrarnos ese  “ otro mundo“ vaciado egoísmo,  expulsado  de dolor donde convergen la irrepetible y sincera experiencia de la Vigilia de  Huesos.



El  Zen:    


Estas formas iluminadas, cuyo proceso de irrupción se da de  forma gradual, como un cumplimiento de las etapas para llegar al de sí mismo, que a través de variadas y disímiles experiencias, terminará por acercarnos a estos textos, como relámpagos cuyo nivel intuitivo y fugaz de elaboración pueda que constituya eso que denominamos: poema.
Este conocimiento que es  como ver a través de un vidrio o caminar encima del papel cebolla y no llegar a rasgarlo, -un poco-, controlando nuestro peso, movimiento y desplazamiento de dicha energía encima de tan delicado soporte…Quizás creamos que hemos logrado el satori (….) o tal vez solo nos acerquemos al satori menor.
Empero nos hace falta para constituirnos como el hombre múltiple, las siguientes aditivos  “3.  El hombre es múltiple. Los cinco  skandhas describen la personalidad y son verdaderamente Anatta, sin ninguna clase de yo que los separe del incesante flujo de Principio del Vida único que utiliza cualquier forma, pero que no está contenido en ella. Pero los skandhas no componen al hombre. No se mencionan aquí a la voluntad: “La  voluntad es  el hombre y el Zen  apela a ella” (Susuki). Ninguna mención se hace del  Manas, la mente multi-funcional, del Bhuddi, la intuición, o de Atman. Todos son aspectos del hombre total, y para la iluminación total son necesarios todos. (Humphreys; 1876., P, 85)





Basados en estos principios el arte poético está y es propicio a convertirse transmutarse en esplendor desde los lineamientos del zen.
Por ello, sería enriquecedor, acercarse a la lectura de la ya citada escritora, un poco para puntualizar, la praxis y despojamientos que nos desnuda este sujeto histórico, cuya clara esencialidad puede ser observada en los contenidos, que a continuación les presentamos:

Sombra muda
La diminuta rana
Sobre la hoja
                          (P, 47)

Un sendero
de hormigas guía al vagabundo
esta tarde
                    (P, 54)

Desde la rama
el gorrión lee el agua
sobre la piedra
                                (P, 19)


Intuitiva y dada a una voluntad indoblegable se dan en la artista de la letra la posibilidad infinita donde el frágil junco no se deja vencer por el viento.
Dado ello, a su flexibilidad. Flexible el mantis, flexible el grillo o y el saltamontes,
prestos dichos seres  a combinar gracia y movimiento  en comunión con el Principio de la Vida….

Quizás en el empeño de no trazarse grandes metas este el ideario de los maestros zen y por ende de los poetas. En la minúscula aspiración tal vez se hallen los pequeños destellos o relámpagos que suscita vivir en estado de contemplación a la espera “eterna” de lo fúlgido de lo instantáneo.  Del hecho instantáneo de la revelación prodigiosa en la letra: el poema.



Esta poesía hecha de pausas, respiros y silencios, está habitada por  espíritus
que prestan o dan ánimo al hacer poético. La forma dada su fuerza vital sugiere su “ser”-idad o “mismidad,
 conocida como (tathata).  Un poco es ver las cosas como son, en su propio ser  (swabhava)
Maya es ilusión tejida en cada acto que abarca esta palabra alejada de la insensatez, proclive a la mesura
en búsqueda de la armonía.



Estrategia del despojamiento o como alumbrar el poema

Entendiendo el término despojarse, como una forma de renuncia, donde el único botín en términos de la guerra sería la consecución de la gloria,
la heroicidad,  o postular el ejemplo como paradigma. ¿Dónde cabría este despojarse  desde la noción de la poesía? Viéndolo desde este punto
de vista o en general desde la literatura. Escribir, no es un acto  que sólo este dado para  conquistar trofeos, premios, reconocimientos, sino para
conquistar nuestra paz interior, acendrar nuestra humildad y comenzar a generar un campo energético donde las virtudes y la bondad vayan de
la mano con el producto escrito.

Claro está, estos componentes tienen que ver con una escritura transitada por un estado del ser donde lo primordial deje de ser el Yo; donde el
egoísmo procure el menor atisbo asomo y las formas  o mecanismos ilusorios  implementadas por Occidente no obtengan el menor espacio posible,
tanto en la forma como en el contenido.

Siempre he pensado que tanto la poesía como la guerra, son expresiones del arte que si bien se saben llevar, hacen merecedores a sus oficiantes de
 la paciencia como virtud.
Creo en consecuencia que mucho del meollo poético, reside en CONOCERCE A SÍ MISMO es en esencia conocer lo que de misterioso posee el
poema, eso por supuesto no está de ningún modo divorciado con el contexto político social u estético del producto realizado.

Atributos del texto poético

La llaneza, la sinceridad, la osadía y el decoro bien podrían suscitar un buen poema. Aunque sin lugar para la duda una “otra” poesía puede nacer
suscitada por eventos terribles, donde las consideraciones que vengo objetando, no tendrían ninguna importancia. Un poco para demostrar lo que
anuncio en estas líneas, propongo leer los poemas de Arthur Rimbaud  en su obra emblemática: “Una Temporada en el Infierno” o en “las Iluminaciones”:
“Una noche senté a la belleza sobre mis rodillas,  y la encontré amarga y la injurié”.  “Un soir, j’assis la Beauté sur mes genoux. – Et je l’ai truvée amère.
- Et je l’ai injuriée.

Poderosa la palabra  que dinero aun no le adorna

Y aludo estas nociones sobre la praxis de la escritura y la poesía, tomando como referente las observaciones del libro el  “Arte de la Guerra” de Sun Tsu,
porque  considero que en cada uno de esos hombres y mujeres llamados poetas, subrayar un arts poético, una inefable manera d componer, de llevar a
cabo el parir del poema y, estas  formas de realización, tienen mucho que  ver con las habilidades y por supuesto, dichas herramientas están a su vez
conectadas a la ética y al compendio de virtudes de cada escritor. Otro elemento que debemos agregar a este perfil es considerar la ignorancia como un
 estado de abatimiento, donde cualquier elección corre el riesgo de ser fallida. Dado que el poeta podrá ser cándido pero ignaro jamás. Sin mientes, deseo
 expresar que la ignorancia es un estado de deserción. Procedo a cerrar con esta frase de Williams Wordsworth –de mi parte  mal parafraseada- “Uno puede
 hacer el tonto en todas partes, pero jamás en la poesía”.


Breve Marco Histórico-Literario

La poesía en cuanto tal, no es un mero acondicionamiento histórico de la forma  ni de los aleteos o espasmos de determinados movimientos literarios que contribuyeron
más al escándalo que al prestigio de sus acólitos participantes. Toda esta corriente llamada de la brevedad, no es más que un espíritu, una manifestación clara y coherente de
 la cultura humana expresada por los seres en el incesante devenir de las ideas y acciones que conllevan al avance o retroceso, los cambios, las modas, en la construcción del hecho poético.

Si por breve, consideramos de facto y de un plumazo que es ya per se bueno, como anuncia la sentencia: “lo bueno, si breve, dos veces bueno” expresada por Baltasar Gracián  (1601-1658) ¿Qué quedará  para  expresiones extremadamente cortas? como las creadas por Campoamor o bien las de éste otro español, me refiero a las greguerías de Gómez de la Serna (Autores contemporáneos). Igualmente breves son  las coplas, los tercetos y de signo antiquísimo perviven aun las musahawas y las jarchas mozárabes, al igual que los zéjeles arábigo- andaluces y las tonadas.

Tonadas:
De ella, según palabra del investigador venezolano Rafael Salazar, en su libro Venezuela, Caribe y Música la tonada proviene de los antiguos cantos  de
Al Hida -ye hedia, ye ye hedia, ye yeda, ye yeda-. Cantos lanzados al viento por los camelleros  beduinos en su lucha contra la soledad y por ende obtener
 la protección de   Alá. Dichos cantos árabes fueron traídos por cabestreros andaluces que a su vez los heredaron de los pastores árabes del Magreb, los
cuales les imprimieron el carácter melismático a los cantos de recolección de aceitunas, naranjas y otros frutos.

 En el continuum humano de lograr a cabalidad la expresión poiesis y que la misma, sea breve, posee un paradigma a seguir distinto  a los sugeridos hasta ahora.
 Esta forma se suscita en el mundo griego, en la región de Laconia – lugar donde al parecer nace, - la brevedad- entendida como  rigor en el decir y una forma
 adoptada  en el acto de la escritura. Este espíritu “Mediterráneo” como su luz solar, invaden una manera, si se quiere peculiar de asumir el discurso,
 en el caso de éste escrito, nos referimos al discurso poético. Aunque de índole diversa y con otros atributos, igualmente breves y bellos son los  poemas
  de  nuestra civilización Maya y sus sucedáneos  en la América.

Máscara y Dualidad

No toda palabra puede abstenerse de la oposición que se realiza, cada vez que el espíritu en su insondable búsqueda y escisión del tiempo, propone en el
 Sujeto – poeta-  el uso inefable de la dualidad y la implementación de la máscara como herramientas  espirituales y míticas, cuyo propósito es restaurar
 elementos del rito como del mito, en la indagación del “Eterno retorno” y la conquista de la ensoñación de los estadios fragmentados del poema.

He aquí que en esta impronta, nuestra Ánima no reflexiona, es el Animus el que logra escalar los territorios de las reminiscencias míticas, es decir, superamos
Y obviamos al conocimiento racional para remitirnos al conocimiento de nuestro ser profundo, nuestro conocimiento poético.

Nuestra dualidad es  (Ánima y  Animus) y la máscara que asumimos es pertinente a nuestra herencia cultural. Nuestro acervo va de la mano  con nuestros
Heterónimos. ¿No están cercanas o invisibles en la letra nuestras sombras? ¿Acaso nuestros yoes no hacen parte de nuestra vivencia mítica? ¿Las taras y
arquetipos habrán sobrevivido en vano en nuestro subconsciente? Creo que somos parte de ellos y nuestro llamado es a redimir este legado en nuestra letra.

Dos Fuentes para una misma búsqueda

Nuestra síntesis cultural es tan diversa que, probablemente convergir que esta hibridez, esta mescolanza, este dolor, esta alegría
 y sabrosura de vivir, son los elementos constitutivos de nuestra identidad.

Sería sonso e irresponsable no advertir, que somos la suma de muchas influencias, por ello es necesario aclarar que en el caso específico
 de la obra que estamos “revelando”, que los textos que a continuación interpretaremos, - subyacen – dos formas poéticas, heredadas a
su vez de dos culturas  - fuentes-, de dos espiritualidades separadas territorial y culturalmente en muchos aspectos, pero a su vez,
 proponen, como forma escritural – la brevedad-.

Noción, cuyo antecedente en el mundo occidental es Laconia, en la llamada civilización griega: Síntesis cargada de plenitud que alude la
 Poiesis. Cuya elegante forma servirá luego a los llamados poetas alejandrinos en pleno desarrollo del Helenismo, para vestirles con otra
belleza, más confusa pero no menos honesta en su postulado estético.

Pero en este pequeño – pero necesario- inserto sobre los griegos,  no logrará desviar mi atención. Ya que en cuanto a mí respecta la obra de Salih,
abreva en dos grandes fuentes: lejanas y difusas; cercanas y borrosas con ese pulimento y sobriedad que da el tiempo, cuyas pátinas no tienden a
  enceguecer o desconcertar el ojo del lector, sino más bien al reposo dado por la  armonía en cuanto a forma y contenido.

Me refiero a las fuentes del Tai Chi cuyo tema ya hemos abordado sin agotar sus posibilidades, pero que de alguna manera este esbozo, puede
 servirle tanto a estudiantes como a especialistas en la búsqueda común de revelar la obra de la poeta de origen trujillano que aquí nos ocupa.

Refiriéndonos a otras posibilidades, otros elementos a analizar e invitados a participar en esta mescolanza sutil son las muwassahaas de raíz
 Mozárabe y las jarchas, cuya importancia para este análisis es de suma prioridad.

Las Muwassahaas:

Son estas  musajas poemas líricos del siglo XI. Vinculadas a las cancioncillas de “amigo” mozárabe. La literatura (poesía) española nació lejos
 del hecho bélico como se creyó hace poco y cuya referencia usual es el poema épico del Mio Cid, el cual fue fechado por Menéndez Pidal en
 el siglo XII (cercano al año 1140)

Las Jarchias:

Se denomina jarchia a la estrofa final escrita en el dialecto mozárabe;  no es un estribillo, es más bien una tornada o tonadilla, finida o conmiato.
Las jarchias siempre aparecen al final de las musajas hebraicas, pertinentes a los primeros 50 años del siglo XI.

Jareha o archya sf.- Del árabe jarcha (=. derivado de jry =salir).
Estrofa final, en lengua romance que formaba el estribillo de una moaxaja (poema medieval escrito  en letra árabe o hebrea). Las  jarchas constituyen los restos más arcaicos de la lírica española. Fueron  descubiertas  a mediados de este siglo por S. M. Stern. Las más antiguas del año 1040. Las jarchas son breves, pues raramente pasan de los cuatro versos, y se  valen tanto de la rima asonante como de la consonante. (Millán; 1996., P. 79)


Esta estrofa final tiene la suerte y virtud de venir a deslindar nuestros antecedentes a favor de la lírica y no de la épica. En estas jarchias incluidas al final de las musahas, sobre todo por su brevedad, se hallan  otra de las fuentes primarias de la obra de la poeta celebrada en estas líneas.
Sin embargo más allá del aporte donado por la brevedad, no podríamos soslayar otras variantes o categorías de nuestra literatura donde el signo de lo árabe se hace presente, a saber: El romance, la tonada, el uso de “las sirenas” en el cante implementado en las guarañas en las regiones de Altagracia de Orituco, San Rafael de Orituco, Lezama y otras poblaciones cercanas.

El  Zéjel:
El zéjel es un trístico monorrimo con estribillo y, además (Esto es lo esencial), con un cuarto verso de rima al igual al estribillo, rima que se repite en el cuarto verso de todas las estrofas de la misma canción. “…ya que el zéjel no es un trístico cualquiera, sino un trístico  muy particular, como no lo hay en la poesía latina de esos siglos” Sírvanos de muestra la composición número 51 del Cancionero de Baena, debida a Alfonso Álvarez de Villasandino, que poetiza en los linderos d los siglos XIV y XV.

                                              Vivo ledo con razón,       } Estribillo.
                                               amigos, toda sazón.
                                                                                                                                                                                                                                                                
                                           Vivo ledo e sin pesar,    } Mudanza 1.ͣ
                                        pues amor me fizo amar   }
                                              a la que podré llamar
                                      
                                              más bella de cuantas son. }
                                              (Vivo ledo con razón, etc.)    

                                        Vivo ledo e viviré
                                      pues que de amor alcancé   } Mudanza 2.ͣ
                                      que serviré a la que sé

                                     que me dará galardón.   } Vuelta.
                                     (Vivo ledo con razón, etc.  )         
  
  “      (…)  La composición de Villasandino  tiene exactamente la misma forma métrica y estrófica que el zéjel 14 de Aben Guzmán (2):

         Y ᾱ…  meliha   ̓d- dunyᾱ, qῡl;
                                                             Markaz (estribillo).
         ‛ala  ̓s ent, yᾱ   ̓bni, malud?
             Ey anᾱ indak wagih,
          Yatmaggag minnu wafih         } Agsᾱn  (mudanza).
           Tumma f  ̓ahlᾱ ma tatih,

            Targa ‛anasak wasῡl,                     } Simt  (vuelta).
           (Y ᾱ melīha ̛ ̛̛d dunyᾱ, qῡl; etc.)
                                                                 (Menéndez Pidal; 1973., P. 18)
        

(2) A.R. Nykl: Cancionero de Aben Guzmán. Madrid, 1933.  (Llamado a pie de página)



El Romance:
En primer término es una forma de narrar, puede ser breve o largo y posee un tono épico-lírico. Está constituido por versos monorrimos los cuales poseen 11 sílabas divididas en dos hemistiquios de ocho sílabas. Tienen rima asonante en los hemistiquios pares. Pero este señalamiento es sólo un tecnicismo, como lo es la idea que continúa: El romancee está constituido por versos de ocho sílabas, donde los pares, riman en asonante.
Existen muchos romances que rompen con el canon señalado aunque posean un relato y su tono tenga atribuciones líricas. Por supuesto el romance como variante de la composición poética, surge con el avance en Europa del latín vulgar, donde se irán constituyendo a su paso las lenguas Románicas o neolatinas  las mismas son una rama indoeuropea del latín “hablado por el pueblo” y opuesto al latín clásico. Este medio expresivo, tiene mucho del género crónica que para el siglo  (X) no había sido creada, y sirvió  en el pasado y actualmente parar comunicar y difundir hechos, es decir se adelantó al papel de la prensa y los medios de comunicación. En la edad media esta forma de composición poética  fue difundida por el juglar, los músicos y el teatro de la Legua. Actualmente muchas de estas estructuras junto con “la Décima” y la “literatura de cordel” sobreviven en la radio bajo la firma de grandes y pequeños canta- autores que revitalizan estas formas de escritura.




Caracterización:

Al iniciarse el canto de  la primera estrofa que parece aislada, da el pie para el alargamiento de un la natural, que abre con un: Aaaayyyyyy  sostenido.
Esta especie de alabanza o rogatorio se semeja al ya conocido inicio de la oración o petición a Mahoma, ejecutado por los cultores de esta creencia
 o seguidores de la cultura mahometana. La extensión de este la  natural  es un llamado, un ruego, una celebración, una alabanza al padre del Corán o
 libro sagrado de los musulmanes y se efectúa en forma monódica.

Su herencia absorbida por nuestros mestizados habitantes en este territorio llamado Venezuela y en parte de la América morena, obedece a complejos
mecanismos que no abordaré en este escrito. Dicho elemento es un apéndice fundamental en muchos de nuestras expresiones mozárabes y Al- Andaluces.
En nuestra llaneridad aparecen reflejados al inicio de ritmos como el pasaje, el joropo  y el golpe.

Como hemos visto a todas luces, la brevedad como recurso o forma en la escritura y/ a su vez en su manifestación oral, es someramente un hecho humano.
Forma de hacer y voluntad de síntesis que nos atrae y cuyos complejos mecanismos hemos de ir avizorando e interpretando, cada vez que sindéresis y reducción del discurso nos ponen a disposición de una forma escritural que transita entre la filosofía y la praxis diaria de la vida, una forma única alejada de las pasmosas reducciones occidentales o de modismos edulcorados en algún aparte de la retórica francesa tan aventurada y tan propicia al delirio a la celebración del absurdo.

Esta voluntad de hacer y comprimir los instantes en relámpagos de versos, son la herencia del Hay Ku y sus pormenores, dados a conocer de una original manera por quién  nunca renunció  a la paz interior y en su sosiego cerró las posibilidades al egoísmo, al odio a la envidia y /a la ira. Hago votos a su escritura y a su manera de construir y constituir la hechura de la vida. Hago votos por la palabra hecha instante de oración e iluminación en Wafi Salih, sólo el tiempo y los lectores nos dirán a la postre de que material están hechos estos versos.


                                                                          



BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

Borello .Rodolfo A. Poesía medieval española. (Selección)  Centro Editor de América Latina S. A. Buenos Aires, ©1970
Gómez, García Emilio. Poemas  Arábigoandaluces, Quinta edición. Colección Austral, Espasa-Calpe, S.A. N° 162, Madrid, 1971.
Chostras, Humpreys. El Zen visto por Occidente. Editorial Dédalo, Buenos Aires, 1976
Vallicrosa Millás, José M. Yӗhudá Ha-Leví Como Poeta y Apologista. Consejo Superior De Investigaciones Científicas Instituto Arias Montano. Madrid-Barcelona, España, 1947
Wafi, Salih. Vigilia de huesos. Ediciones Parada Creativa, C.A. Barquisimeto, 2010.
Revista TOPOI 1. Tomado de Diccionario Básico de las Ciencias y Artes de Lenguaje. Por  Raúl Millán H. Instituto pedagógico de Caracas (UPEL)  Universidad  Pedagógica
Experimental Libertador, Caracas, 1996
Ramón, Menéndez Pidal. Poesía  árabe y poesía europea. Espasa-Calpe, S.A. Colección Austral  (Sexta  edición), Madrid, 1973
Wafi, Salih. Caligrafía del aire. Editorial Dédalo, Buenos Aires, 1976.
Wafi, Salih. Pájaro de raíces. Dirección de Cultura Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (U.C.L.A). Barquisimeto, 2002
Wafi, Salih M. “Las horas del aire” UNEXPO,  Vice-rectorado de Barquisimeto Coordinación Regional de Cultura y Extensión. Barquisimeto, 1993

CITAS BIBLIOGRAFICAS:

Salih, Wafi. Vigilia de huesos. Ediciones Parada Creativa, C.A. Barquisimeto, 2010. Pp (19, 28, 60,39)
Millán H. Raúl y otros autores. Diccionario Básico de las Ciencias y Artes del Lenguaje. Tomado de la Revista TOPOI 1. UPEL, fecha., P. 79
Menéndez Pidal, Ramón. Poesía árabe y poesía europea. Espasa- Calpe, S.A. Colección Austral ( sexta  edición ), Madrid, 1973.
Humpreys Chrostras. El  Zen visto por Occidente. Editorial Dédalo, Buenos Aires, 1976. P, 7
Humpreys Chrostras. El Zen visto por Occidente. Editorial Dédalo, Buenos Aires, 1976. P, 85
Ibíd.; P. 85
Salih, Wafi. Caligrafía del aire. Alfalfa Editorial, (Traducción al árabe y francés) España, 2007. Pp, (47, 54, 19)

ROGER HERRERA/   15 de octubre de 2014
Correo Electrónico: rhnavaja@gmail.com,
Número telefónico: (0426) 516 92 05


                                                                                ANEXOS

A continuación algunos poemas tomados de  los primeros libros publicados por la autora,  en específico: “Las horas del aire”  1993) y  Pájaro de Raíces (2002). Refirámonos al primero:

Espera

En blanco
Nada
previeron
las lágrimas
de hoy.
               (1993, P. 40)
 
Cenizas
A Magaly  Acosta Oviedo

¿Hacia
 qué fondo
se precipita
sin ruido
sobre mí
la niebla?
                          (Ibíd, P. 29)

Despertar
A Carlos Cadenas 

El tizón
del ojo
se enciende
reluciente
como un delfín.
                         (Ibídem, P. 23)


Del segundo libro, ofrecemos los siguientes poemas:

ROCÍO
Me celebra
El goce
De la luz
En el agua.
                        (2002, P. 36)

En el Agua

El sapo
acerca la charca
cuando croa.
                             (2002, P. 23)


Nieve

Soplo
lo blanco

lo levanto
y lo veo
partir
Como palabras
En el papel
Borradas.
                     (Ibíd, P. 19)

                                            A Adriano González León.


                          
Para cerrar, unas  jarchyas  tomadas de: Poesía  medieval española. Selección de  Rodolfo a. Borello. Biblioteca Básica Universal. Centro Editor de América Latina S.A. Buenos Aires, © 1970.
Pp 7-8. A saber:
    
                            1

   Vayse meu corachón de mib,
ya Rab, ¿si se me tornarád?
 ¡Tan mal meu doer li-l-habib!
 Enfermo yed, ¡Cuando sanarád?

     (Mi corazón se me va de mí. Oh Dios, ¿acaso
se me tornará?  ¡Tan fuerte mi dolor por el amado!
Enfermo está, cuándo sanará?)


             2

¿Qué faré yo o qué serád de mibi?
¡Habibi,
non te tolgas de mibi!

 (Amigo, ¡no te apartes de mí! ¿Qué haré, qué
Será de mí si tú me dejas?

              3
      Garid vos, ay yrmanelas,
    ¿com ̛   contener é meu mali?
     Sin el habib non vivreyu
      Ed volarei demndarei.

(Decid vosotras, oh hermanillas, ¿cómo refrenaré mi pesar?
 Sin el amado, yo no viviré, y volaré a buscarlo.)
                                                                                                  (1970, P. 7)
              4
   ¿Qué faré, mamma?
  Meu-l-habib est ̛   ad yana.

(¿Qué haré madre? Mi amigo está a la puerta.
                                                                                     (Ibíd, P. 8)