La inmensa nitidez que procura la noche
Por
José Miguel Méndez
Reflejaré
un espacio poético muy íntimo con la absoluta conciencia de saber que la poesía
es indomable. Tan libre, como otear el cielo abriéndose más con sus infinitos
mosaicos. Aún sabiendo de lo inefable de la poesía, el ser humano es capaz de
hacer hermenéutica de la belleza que navega en el pensamiento y nos aproximamos
a su creación, interpretamos el mundo con la literatura y nos nutrimos de su
presencia entre amantes.
Wafi
Salih recobra a través de sus palabras una intensidad y una consonancia en su haikú,
aparece en su discurso poético el elemento de la noche, entre una amplia gama
expresiva y no aparece como una palabra que tiende a descifrar un tiempo frente
a nuestros ojos, no aparece de forma fortuita, ni azarosa, aunque exista cierta
ingenuidad en su frescura al nombrarla; una fuerza minimalista va más allá de la
contextura, forma un inmenso implorar,
bifurca los gestos, nos contagia en paisajes que enarbola en sí misma la
complejidad del pensamiento existencial. Este lenguaje nos sacude a una
angustiada manera de palpar el universo escritural, clama la sublimidad de
vivir desde su propia brevedad contemplativa.
Los
griegos de la antigüedad se atrevieron a visionar que dicho elemento de la
noche significaba lo ilimitado e indefinido, se percibía una visión entre lo apolíneo y lo dionisíaco.
Para referirse al estudio del infinito, vale citar lo siguiente:
“…los pitagóricos incluían “lo finito” en la serie de la “tabla de oposiciones”
en la cual se hallan la luz, lo masculino, etc. Y “lo infinito” en la serie de
dicha tabla donde se hayan la oscuridad, lo femenino, etc… …pero debe tenerse
en cuenta, que “lo infinito” es en los pitagóricos –o mejor dicho, los pitagóricos “presocráticos“- más bien “lo
indefinido” lo que carece de forma, figura, proporción orden.” 1
La noche vendría a
corresponder a la oscuridad, al infinito, es femenina,
intensa, sin límite aparente, prescinde de líneas fijas, se dinamiza
espacialmente en mosaicos de Van Gogh, induce a perderse por la ausencia de la
luz y tener un encuentro con el extrañamiento. Al existir por un atributo
propio nos deja hasta sus misterios. Lezama Lima se refirió a la noche como “maestra de pausa” 2, la
serenidad donde curva esa geometría del rocío. La ciencia sería insuficiente
para precisar la noche, porque el lado humano y sensible también se enriquece
cuando acudimos a la fuente del imaginario, que sería lo que recobra en los
pensamientos más indescifrable de los seres y nuestro alrededor.
Gastón
Bachelard en su refinada visión poética y filosófica manifestaba que la noche
vendría siendo un elemento del universo que es posterior a la casa, primero sería
el yo, el refugio del hogar donde mora y “alberga
el ensueño”3, “el principio unificador 4 y además se “multiplica el consejo de continuidad”5, el espacio
íntimo donde expresa ”el primer mundo de
los seres humanos” 6, dicha lógica se atribuye en la razonable
explicación que partiría de que el ser humano, al tener contacto con la ventana,
sería el contacto con el universo, espacio donde emanaría la dialéctica en sí
misma, la ensoñación propia de la imaginería.
Discernir
el espectro del lenguaje de Wafi Salih sería en sí, un acto de captar su
ahondamiento con el maravillarse ante las cosas, un afán de volver al lugar en
su máxima territorialidad, donde se extiende más la realidad recreada, pernocta
en un arropar toda la intensidad poseída en ella, pareciera sentir en ella que
vive como escribe, leer el discurso ante la noche es respirar el primer
acontecimiento con su entorno ante su escritura. Es ella.
TERNURA
Desde
el umbral
de
una espera sin nombre,
la
noche en tus ojos
amanece
ajena
al frio de mi casa.
Su poesía despoja una diversidad geográfica captada sobre
la nocturnidad, manifestándose en cada perspectiva que existe. En ella, ese relieve
poético muestra pictóricamente un sueño germinando la noche con la precisión de fotografiar fluidamente, en una
voz donde al iniciar la llegada de la amparada del oscurecimiento, en el
instante mismo del centelleo de la luz lunar, las estrellas contornan el
movimiento.
Cerrando
los ojos se juntan
todas las noches
Ella plasma la
absoluta irradiabilidad, reposa el razonamiento de una estrella en las palabras,
conmueve en el lenguaje a la habitación en calma y así:
La
noche.
mira
la noche
en
el estanque
La
huida brevísima es retratada, arropa en pocos trazos esa sensación de la noche
reflejándose en el agua que ondula en el estanque, su lenguaje es asombro,
descubrimiento, sensación de un beso robado, es un catálogo de arte flotando en
el río y perdiéndose en un caudaloso sonido de las aguas.
MIRANDO DESDE
LA COLINA
Un
pueblo
en
el alto silencio,
escribe
la luz
en
su desamparo.
La
imagen de la noche
disuelta en el agua
Y a la vez la misma imagen es naturaleza
vivificada, lo que está arriba desaparece en mayor precisión visual –adquiere
textura plástica-. El efecto de la noche también se logra evidenciar en las
pequeñas estancias donde pocos se atreven a descifrar el sigilo.
Brilla,
brilla
como un lirio
mi ciudad
entre nubes
Mientras duermo
deletrea la noche
el aguacero
Para el
amante
unos ojos
pueden iluminar
la noche
entera
Medianoche
esta tormenta
trae tu voz
La
noche puede demostrar en poco espacio escritural, un permanente contagio ante
el amor o ante aquellas cosas inefables de la pasión pascaliana. Su poder
centrífugo logra novelarse, plantea el sentimiento, la reminiscencia y la
poesía es sujeto, porque dentro de su lenguaje el pensamiento del ser aparece
creando una atmósfera de sensual
parsimonia, la sublimidad está presente en su haikú, donde una vez leída su
poesía, nos suscita a la absorta meditación y a la reflexión.
Amado ingrato
la luna de
esta noche
me pertenece
Amor de ayer
a los pies de la noche
una
fragancia
Me refleja
en el agua de
tus ojos
la noche
Besa la noche
los labios del amante
abandonado
Un relámpago
tus ojos en el papel
describen noche
Cuando estoy sola
dice tanto la noche
sobre el tejado
Un vidente
quien ve las estrellas
y ellas le hablan
La
poesía es capaz de alternar el volumen de lo sucedido, despierta su agudo
cinetismo debido a que crea un efecto desde una escenografía verbal y el plano
desplaza la textura imaginaria del lector, acudiendo a ciertas variantes percibidas
dejando una fantasía auténtica. Es dinámica.
Llueve y
llueve
la luna en
pedazos
sobre el río
Una
mujer al estar frente a un puente, es la plena comunión con la poesía y si el
alma está quebrantada debe volver a la virginal cuenca donde puebla. En la
antigüedad, las mujeres utilizaban una canastilla de madera para adivinar el
anunciamiento de la llegada de la primavera que despide la estación nocturna y
al recoger hojas secas y almendras, debían colocar el bagaje vivido en una
página escrita, plasmando el umbral del sentimiento donde nacería el estupor
para revolotear la existencia y la permanencia. Wafi Salih tiene la carretilla
de madera y ya proclama su sendero literario que llega a múltiples rincones del
mundo.
Una
vez en una tienda de persianas, un señor con barba blanca contaba una historia
en que en un antiguo establo se reunían mujeres con guirnaldas, los hombres
tendían girasoles y caracoles sobre sus pies y debían tocar panderetas para que
los años no fueran un letargo. Ellas se soltaban el cabello y con nácar y miel,
se bañaban danzando al ritmo de las
panderetas. En ese afán relatado, la siento en ella: la literatura femenina
venezolana tendrá sus imágenes en la memoria de los amantes de la literatura,
Wafi Salih es imagen y esencia trascendida en su voz frente al misterio,
repercutirá más allá en el balcón en donde se traducirán la quietud, las
persianas se abrirán y mientras un secreto arrulla en el quiebre del río, ella
seguirá viviendo en esa inmensa nitidez que procura la noche.
Cuando yo
muera,
todas las
estrellas
estarán
encendidas
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bachelard, G. (1958) La Poética del Espacio. Fondo de Cultura Económica.
Ferrater, J. (1999) Diccionario de Filosofía. Editorial. Sudamericana, Buenos Aires.
Lima, J. (2006)
El Reino de la Imagen. Editorial.
Biblioteca Ayacucho, Venezuela.
Salih, W. (1990) Los
cantos de la noche. Universidad de los Andes.
Salih, W. (2006) Huésped
del Alba. Monte Ávila Editores Latinoamericana.
CITAS TEXTUALES
1. Ferrater, J. (1999) Diccionario de Filosofía. Editorial. Sudamericana, Buenos aires.
2. Lima, J. (2006) El
Reino de la Imagen. Editorial. Biblioteca Ayacucho, Venezuela. P. 473.
3. 4 Bachelard, G. (1958) La poética del espacio. Fondo de Cultura Económica. P 29.
5. Bachelard, G. (1958) La poética del espacio. Fondo de Cultura Económica. P 30.
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