José Miguel
Navas
Wafi Salih es una escritora dispuesta al
todo, cercana siempre al riesgo que implica dedicar la vida a la literatura,
nació en Valera por allá en mil novecientos sesenta y seis, justo cuando el
Boom Latinoamericano hacia de las suyas, y mi escritora favorita ya había
publicado su gran novela “la pasión según G.H” por supuesto hablo de Clarice
Lispector. El llanto de la recién nacida Wafi era el llanto del Líbano sus
antepasados estaban en ella al momento del parto, sin saberlo Salih comenzaba
su tránsito por el lenguaje. El lenguaje de llanto.
Inquietada por el lenguaje después de su
llegada del Libano, marcada del desamor por la Patria en guerra y el
redescubrir del idioma olvidado, hizo que Wafi escribiera cartas a los nueve
años para sus familiares en Beirut, “quería escribir cartas pero el Español me
costaba” dice Salih, es entonces el lenguaje la mayor inquietud del hombre
pregunto…
Era 1986
y el mundo estaba consternado por el mayor desastre nuclear de la historia
sucedido en Chernóbil Ucrania mientras acá en Venezuela Wafi Salih publica su
primer poemario y reproduzco un poema del libro Adagio “tome la cruz del Cádiz y encontré a
Dios en el New York Times”. Situada en
la poesía con una trayectoria impecable 14 libros publicados traducida al
Ingles y al Árabe, toma al Haiku como forma de vida y la brevedad como estilo,
marcada por lo crepuscular y la memoria.
Esto me hace pensar en Luis Alberto Crespo que habla del ejercicio del
borrador en la poesía breve, y es así como Wafi busca la verdadera
sustancia del lenguaje poético, buscando
el núcleo hacia lo absoluto.
En el 2016 Wafi nos sorprende con un libro
de Narrativa llamado “Discípula de Jung” un conjunto de 48 relatos, concebidos
desde lo poético llegando a lo narrativo, una indagación profunda del YO y la
búsqueda de un DIOS tangible. pretendiendo ser un homenaje al Jung de los
vivos, es la celebración de los arquetipos, lo consiente y lo inconsciente, la
alquimia y las practicas de la fe por lo material. ¿Qué fue real en
aquel instante? Se preguntaba Jung, al igual que Salih se hace esa misma
pregunta en su cuento [Alter ego] acá
ella nos narra el ideal amoroso, el fracaso de no encontrarse en otro, el
padecer del amante en el cuerpo de uno mismo, cito “no me atrevía a confesarle que todos los días
su figura caminaba por mis ojos, abiertos para ella, como dos escaleras
infinitas” hay melancolía en saber que
el otro no existe es difícil comprender al sujeto ese alter ego que nos mancha
de culpas e ideales que jamás serán otro, porque sencillamente es nuestra
historia, queda entonces Wafi acaso es la Medea Posmoderna. En todo el libro
encontraremos rastros de comedia y es el caso de ENTRE MUJERES “La amiga de una
amiga mía, contaba: Mi marido me abandonó por una mujer joven y fuerte, él, de
mal carácter y achacoso, no era un mal hombre, por eso siempre la bendigo, yo
no podría con tanto”. Wafi expone en varios de sus cuentos una crítica
ontológica al feminismo enfrentándose ella a los movimientos marcados de los
años años 60 y setenta, ella apunta a la burla de su condición de mujer, y
afirmándose un ella ante el todo, pues a través de esa carcajada de su persona,
adquiere el poder de lo verdaderamente femenino el poderío de saber que la
frágil condición de hembra la hace mucho más fuerte que el sexo opuesto, pues
entiende que mas allá de un genital en ella había la esencia del ser, que no
conoce de sexo sino de lenguajes humanos, es decir en ese mismo cuerpo habitan
mujeres y hombres vulnerables a ellos mismos. En el relato “FE-MEMOR Wafi nos
narra ese gran encuentro con lo
Femenino, la sinceridad del lenguaje nutre el espíritu con lo superior. Lo
interesante de todo esto radica en que Salih no complace ni al discurso
feminista ni al machista ella es el discurso de una trascendencia del genero
mediante lo escrito. La incomodidad por el discurso es el logro de su
aceptación, no es la primera vez que Wafi hace una propuesta de género ya hizo
lo propio en su libro de ensayos “Las imágenes de la ausente” publicado en 2012
por Monte Avila Editores.
Finalizando la lectura de los cuentos
descubrimos que hay imperfección ella no busca ser perfecta, ella rodea
al lector con preguntas, en cuestionarse su lugar en el mundo, no es esa la
mayor ambición de la literatura el cuestionar el todo.
El libro logra un paréntesis entre los
generos literarios cuentos como “Metáfora
del vuelo” y “Augusto” narran el camino
de lo poético hacia lo narrativo y viceversa, no hay egoísmo entre ellos sino
unificación. Mientras tanto recomiendo la atención en un relato llamado “Eridu”
donde encontramos la conciencia de la muerte estando vivos, en donde lo moral
queda expuesto y es desmontado, al mismo tiempo un Enfermo de SIDA nos narra su
mirada al más allá, y el quiebre de la vida del sano ante la negación de la
muerte, todos somos unos cobardes cuando
miramos la muerte por nuestros ojos, quedamos en silencio.
Dejando atrás todos los paradigmas
impuestos por la literatura, la cultura y la política, les invito a leer este
maravilloso libro “Discípula de Jung” de Wafi Salih seamos participes de un
experimento mas con el lenguaje, reconciliémonos con nuestro idioma e
indaguemos nuestro lugar en el planeta.
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