Rosa Elena Pérez Mendoza
Hay que procurar espacios de poesía para invocar realidades
más justas, cultivar el espíritu en medio del tráfago citadino, crear lazos más
estrechos entre los seres. Por eso hoy nos ocupamos de un libro infantil que
constituye el asombro y la belleza concurridos como algunas tardes dedicadas a
los niños durante las vacaciones. Se trata de Cielos descalzos, de Wafi Salih, publicado en 2009 por El perro y
la rana, y simultáneamente en Ecuador por Mantra Editores, un libro escrito en
clave de haikú, que es una misteriosa forma lírica oriental formada por tres
versos y que habla de forma sintética sobre temas diversos, en especial sobre
la naturaleza.
El haikú tiene sus aciertos en español con el trabajo
esmerado de autores como Jorge Luis Borges, Mario Benedetti y José Juan
Tablada, sin contar con una significativa cantidad de escritores que en Perú,
por sus vínculos con Japón, se ha ocupado más que otros países de estas
latitudes de esta forma poética. Entre los venezolanos, la escritora Trujillana
Waf iSalih se destaca por su maestría,
sobre sus congéneres, su producción
literaria centrada en esta pincelada verbal representa más que un recorte delicado y
singular del mundo, una pieza singular, mágica,
y con un sello personal, que nos atrae como un imán.
Van
sin prisa
pecesitos
de colores
pájaros de
agua
Traza
la niña
muñecas
de olas
en
la arena
Así se va delineando un discurso
de lo diminuto para los más pequeños que encuentra sublimes estampas del
ecuatoriano Marco Chamorro, quien, con sutileza, crea una atmósfera fascinante
que supera la mera representación paisajística o de seres y elementos aludidos
en los textos, pues logra un discurso que enriquece la lectura de los versos
mediante la cálida sugerencia figurativa elaborada en papel artesanal, material
que subraya el universo terso, limpio y condensado del haikú, la comprimida
pureza contenida en un puñado de palabras.
En la literatura infantil, no es
fácil conseguir libros finamente hilvanados donde textos e ilustraciones
dialoguen de forma honesta y balanceada, donde el trasvasado de uno a otro
discurso se realice con fluidez, creando una unidad armoniosa e indisoluble
entre palabra e imagen: he aquí un exquisito ejemplo en este libro hecho en un
formato para manos niñas. Pero este es
un libro, además, que va más allá y supera la expectativa del logro formal,
pues alcanza algo más complejo en el campo espiritual, así, ingresamos a la
dimensión espiritual del ser: proporcionar una contención discreta e íntima al
lector desde páginas que parecen susurrar un secreto. Este es el peculiar logro
de estos versos.
La poesía fresca y lúdica de
Wafi Salih es un regalo amoroso para los niños que leen poemas como estos: de
una infinita belleza donde lo simple es plenitud, donde se respira esencia.
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