miércoles, 20 de enero de 2021

Wafi Salih, Dos Tendencias

 


                            Wafi Salih, Dos Tendencias

   Wafi Salih ha titulado su primer poemario Los Cantos de la Noche (Mérida, ULA, Dirección de Cultura y Extensión, 1996).

   Poema y verso breve, la serenidad contemplativa del haikú domina a unos textos y en otros se revela la frondosidad apasionada de una erótica oriental. Estos últimos se perciben más logrados y genuinos. Más extensos manifiestan mayor dominio de la materia poética: “Afandi”, “Beduino”, “Samar”. El poema breve parece que represa una sensualidad y erótica que bajo la vestidura oriental se percibe más cercana a su voz y sentir. Estas dos tendencias no se integran y lo cierto es que el poemario se debate entre dos tendencias.

   Lo nocturno no es el eje constitutivo del libro. Sólo mencionaba en algunos poemas, no es la noche presencia esencial, ni el territorio romántico de la revelación y el misterio “Abismos/ que palpitan/ la voz / y los sonidos / en el umbral / de cada noche”. Si se puede pensar que este texto niega la afirmación anterior, hay que señalar que no predomina ni como atmósfera o tono. Lo luminoso se impone sobre lo nocturno, lo que es fácil de demostrar. Al cuantificar los términos que se asocian a lo nocturno y a lo luminoso, predominan estos últimos. La oscuridad surge de la luz y no al revés, como lo establece la simbología tradicional y la cosmología, escribe entonces: “en una claridad/ que me enceguece” y “me enceguece / el resplandor / de tu cuerpo”. Imagen más cercana a la mística, la luz enceguece. Y, habita en la noche: “en el cálido sol/ de mis noches”. Entonces, habría que preguntarse: ¿De dónde viene esa noche? ¿A cuál se refiere?

Desterrada

como un fruto

maduro

que cae

 

Me contiene

una sombra

 

En silencio

como signo

de la nada

me haces suya

y me dispersa

   La noche es la del desarraigo, el desamparo, la sombra que la contiene. Desde el poema inicial donde se lee: “¿Regresaré / sin mí / a alguna parte?” hasta el último que finaliza con “Marca mi paso / de perfil / huyéndole / a todo”, se establece un recorrido poético que evidencia el transitar que no descubre asideros ni pertenencia: “No encuentro / espacio para mi alma / enmohecida”. Y así se impone una imperiosa necesidad de huída: “Prófuga / como un alga / he tocado / la orilla”.

María Antonieta Flores

Domingo 14 de Septiembre de 1997

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