En A
los pies de la noche, la poeta Wafi Salih logra concretar y expresar la esencia
del haiku. Son las palabras precisas que sirven de excepción al silencio.
También coincidiendo con el espíritu
oriental, el titulo y el ambiente sugerido en los textos habla de la noche, la
penumbra, del resplandor tenue que apenas se sugiere entre las sombras, y la
obra es fiel a la expresión china: La luz es la mano izquierda de la
oscuridad…..>A riesgo de sobreabundar en explicaciones, procurare volcar
algunas palabras de admiración a la poesía de la autora, la intención es
rodearla, señalarla, apuntarla, a lo sumo servirle de contexto, sabiendo que
sería inútil tratar de agotar en una explicación el luminoso y sobrio
desarrollo de los versos.
Este logro de la expresión perfecta
revela lo que en Occidente llamaríamos <madurez poética>, y que en
Oriente tiene una significación más profunda. Frente a un texto como el de Wafi
Salih, en Japón se afirma que el poeta ha alcanzado el Sabì y el Shiori,
categorías enunciadas por Dohoo y Basho
entre otros. En una exégesis personal. Sabi hace referencia a la simplicidad,
quietud, serenidad, sosiego….Shiori al arreglo, a la disposición, a esa sutil
habilidad que no proviene de un estudio sino de la trascendencia de todo
aprendizaje. Se dice que el Shiori está en el Kokoro, es decir en el corazón
entendiendo el mismo como órgano de conocimiento y no solo de recepción y
expresión de sentimientos.
Reiterando lo expuesto, la autora logra la
interiorización, la intuición precisa y la penetración de su ambiente inmediato
para plasmar los instantes intransferibles que componen la estructura intima de
los haikus.
Esta madurez se
enmarca en un conocimiento pleno de la historia y las características de genro
por parte de Wafi Salih.
El haiku es una
traducción de lo que en Oriente constituye un lenguaje simultáneo y múltiple
que excede el marco de la palabra, en su idioma original, el poema implica la
polisemia de los ideogramas. En el ya famoso verso de Basho, el <El viejo
estanque> El ideograma que corresponde al sonido <furu> (viejo), está
formado por el número diez mil y el kanji
<Boca>, es decir, la vejez en sentido de antigüedad, está
compuesta por diez mil bocas u otras tantas generaciones…
En
oportunidad de recibir lecciones de japonés, me indicaron que debía traducir
una frase. Elabore entonces un largo párrafo con metáforas que en español sonaran
medianamente agradables, pero en el momento de volcarlo al nipón, resulto
monstruoso: entonces descubrí que cada
ideograma tiene una múltiple significación simbólica que permite la presencia
de varios textos acotados por las acepciones de cada signo y por el abanico de
sugerencias
que imprimen en el lector. Cualquier
aditamento de imágenes alambicadas produce un terrible engendro. De igual modo,
la caligrafía en el haiku es un arte paralelo al de la poesía: la forma de
trazar el ideograma, el tipo de pincel y de tinta que se usa, la presión con la
que se dibujan los rasgos, forman la dimensión emocional del poema. Los ojos
orientales descubren en el haiku la síntesis entre una obra plástica y un
trabajo poético; la aglutinación de lenguajes y la percepción simultanean de
varios universos del autor.
Wafi Salih logra un
equivalente en nuestro idioma la síntesis a la que aludimos, apunta a
concentrar en tres versos un universo visual y sensitivo; un mundo emocional y
una trascendencia expresiva. Agrupados en temas precisos, netos, como ocurre
con las obras orientales. Es una obra de
interioridad, de preciosa economía de recursos, donde el lenguaje se despoja
buscando su propia esencia. Los momentos, que se despliegan como las cuentas de
un rosario, conducen al lector a lo percibido en esas instantáneas que
sirvieron de génesis de los poemas Sabì y Shiori: simpleza y profundidad. Sus
textos encierran dos vertientes, la simpleza impactante, y profunda belleza con
todo el silencio que acontan y que penetra en el lector como una oscura y afilada daga, alcanzando su
corazón en un contacto lucido y terrible.
De igual modo, la caligrafia
en el haiku es un arte paralelo al de la poesía: la forma de trazar el ideograma,
el tipo de pincel y de tinta que se usan, la presión con la que se dibujan los
rasgos, forman
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