jueves, 20 de agosto de 2015

Cielos descalzos Laura Antillano

Hay que procurar espacios de poesía para invocar realidades más justas, cultivar el espíritu en medio del tráfago citadino, crear lazos más estrechos entre los seres. Por eso hoy nos ocupamos de una publicación infantil que constituye el asombro y la belleza concurridos en algunas tardes dedicadas a los niños durante las vacaciones. Se trata de Cielos descalzos, de Wafi Salih, publicado en 2009 por El perro y la rana, un libro escrito en clave de haikú, que es una misteriosa forma lírica oriental formada por tres versos y que habla de forma sintética sobre temas diversos, en especial sobre la naturaleza.
El haikú tiene sus aciertos en español con el trabajo esmerado de autores como Jorge Luis Borges, Mario Benedetti y José Juan Tablada, sin contar con una significativa cantidad de escritores que en Perú, por sus vínculos con Japón, se ha ocupado más que otros países de estas latitudes de esta forma poética. Entre los venezolanos, la escritora trujillana Wafi Salih ha destacado por su producción literaria centrada en esta pincelada verbal que representa más que un recorte delicado y singular del mundo, una pieza mágica que nos atrae como un imán.

Van sin prisa
pecesitos de colores
pájaros de agua



Traza la niña
muñecas de olas
en la arena

Así se va delineando un discurso de lo diminuto para los más pequeños que encuentra sublimes estampas del ecuatoriano Marco Chamorro, quien, con sutileza, crea una atmósfera fascinante que supera la mera representación paisajística o de seres y elementos aludidos en los textos, pues logra un discurso que enriquece la lectura de los versos mediante la cálida sugerencia figurativa elaborada en papel artesanal, material que subraya el universo terso, limpio y condensado del haikú, la comprimida pureza contenida en un puñado de palabras.
En la literatura infantil no es fácil conseguir libros finamente hilvanados donde textos e ilustraciones dialoguen de forma honesta y balanceada, donde el trasvasado de uno a otro discurso se realice con fluidez, creando una unidad armoniosa e indisoluble entre palabra e imagen: he aquí un exquisito ejemplo en este libro hecho en un formato para manos niñas. Pero este es un libro, además, que va más allá y supera la expectativa del logro formal, pues alcanza algo más complejo en el campo espiritual, así, ingresamos a la dimensión espiritual del ser: proporcionar una contención discreta e íntima al lector desde páginas que parecen susurrar un secreto. Este es el peculiar logro de estos versos.
La poesía fresca y lúdica de Wafi Salih es un regalo amoroso para los niños que leen poemas como estos: de una infinita belleza donde lo simple es plenitud, donde se respira esencia.


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