“Siguiendo
el sabio consejo de Chuang-Tsé,
uso su mente sólo como un espejo.
No aferró nada, no rechazó nada.
Recibió,
pero no conservó.”
Eduardo Azcuy.
Roger
Herrera
Después
de la iluminación, ¿será qué nos percatamos de la maravilla de nombrar con las
palabras?. Dada la poesía sin ataduras, sola, desde la visión directa y
personal
sin mediación – sólo entonces la lluvia, será la
lluvia - ; como la flor a la que se refiere el poeta William Wordsworth al regresar
del Paraíso, sin duda este tipo de expresión, la cual no se separa de la
realidad sino que vive y dilata dentro de ella, es lo que percibo en la voz de
Wafi Salih.
Palabra u Energía Circulante
Sonrisa
interior u energía en circulación en la letra del Haiku, versos que no suelen tener rima, concisos, plenos de
intensidad, formados por cinco, siete y cinco sílabas. Palabras hechas desde la
vivencia, donde nada está separado todo
es conexión, donde es menester siendo la totalidad
del ser en la acción, ausentar el ego-ismo, vaciarlo, pensar “…con los ojos y los oídos”, desde la Vigilia de Huesos.
Vigilia de
Huesos: La puerta del HaiKu
Vigilia de huesos, el sentir edificado desde el Haiku alude al arte Zen; lleno de percepciones y en una filigrana delgada y
transparente donde los instantes se hacen únicos
e irrepetibles. Donde cada gesto es simple en su universalidad, cada acción es verdadera por su
llaneza, cada palabra, cada grafo se hace palpable en el papel como el latido
del corazón.
Ser lo que uno
es. Aceptarnos como un grano más del universo
donde no es necesario el tránsito por el pensamiento.
En estos poemas de Wafi Salih, se vive lo único e
irrepetible sin desmedida; no se ansía nada; están los versos faltos de ira, alejados
de la envidia y del furor. Está allí en el papel como
una huella y asomados a una ventana que bien podría ser el mundo; una puerta
hecha a la medida de los seres vivientes. Sin lugar a dudas el presente avanza en su detención a un
accionar del yo
privado del egoísmo; amparado en el corredor insólito del universo donde el ying y el yang hacen vórtice en la
respiración; sístole y diástole de la armonía donde es
iluminado el
hueso de la letra en la vigilia irradiante del Haiku.
Impulso y normativa de la letra.
La prudencia y la humildad que acompañan el Ki o
intención emocional de estos textos
permean en el lector una puerta invisible hacia la unidad cósmica; la búsqueda
del do (el camino) en el Karate Do o bien en el Tao, a mi aparecer cada Haiku es una forma una
elaboración rigurosa aunque llena de desprendimiento aunada a la Unidad con el
universo un cielo despejado (en el papel) donde la palabra es el soplo vital
que mueve los juncos de la vida.
También lo invisible tiene cabida en estos hallazgos
donde el infinito se postula desde el cuerpo, donde cada gesto alterna en
sabiduría con las plantas y los seres más insignificantes y en cuyo fulgor,
arrobados nace nuestro consentimiento y respeto por el Otro. A veces la palabra es sólo mancha en ocasiones solo sombra, plausible al abrigo
de la luz, es el salto de un felino, la gracia de la grulla; cada voz, cada
acento es día y noche irremediables en
el Tao (camino) en Lao-Tsé en ese “sentir
absoluto” u apariencia de infinito regido por la respiración y en concordancia
con impulsos soterrados intuyendo la cascada, el agua, la burbuja, las rocas, el descenso. Diremos,
para dar fin a estas líneas que Wafi Salih retorno al estado de gracia intuyendo en el abismo
la aprehensión de lo real la visualización de lo oculto para mostrarnos ese “otro mundo” vaciado de egoísmo,
expulsado de dolor donde convergen la irrepetible y sincera experiencia de la Vigilia
de Huesos.
Roger
Herrera R
Noviembre
2010.
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