Luis Alberto Angulo
“Con el índice de una lágrima” de Wafi
Salih, poeta venezolana de origen libanés nacida en Trujillo y radicada en la
ciudad de Barquisimeto, donde ha ejercido durante años su profesión como
docente en literatura hispanoamericana, he sentido el ardor expresivo, la
pasión vital y al mismo tiempo, el equilibrio de la palabra derramándose
amorosa entre la angustia y la zozobra de su propia impotencia frente a la dura
realidad que destroza el mundo y la tierra de sus mayores.
Sin
menoscabar un ápice la calidad de su obra previamente publicada, este poemario
suyo de madurez creadora, hurga con gozoso asombro en lo más profundo del
lector empedernido y al mismo tiempo esperanzado, que se planta más allá de un especial
desafío intelectual, al espléndido decir de la poesía, un género tan reacio a
definiciones y parcelas como de dificultoso logro, incluso, para sus más
aguerridos oficiantes.
No
puede ser sino el lenguaje quien desde el inicio de la lectura atrapa la
atención y libera parcialidades de
cualquier índole. El texto titulado “Nosotros”
puede dar cuenta de lo antes anotado antes de proseguir la posible
función aproximativa de esta nota - que de forma noble fue requerida por su
autora -, veamos:
Ruje un tigre / al fondo / de
este día // Exhalan / los espejos / un
indecible fuego / de navajas // Liberan en un adiós / su vacío en los rincones
// Batallas sin héroes del destino // Absorbo la amargura / de todas las noches
juntas // Esta ráfaga de infierno que es la vida // Donde ha sido /
repetidamente avara / la felicidad / conmigo
El
texto de contundente conquista y desoladora imagen, señala mucho de la
geografía espiritual de la casi totalidad del poemario de Salih (Con el índice de una lágrima. Ediciones Rótulo, San Felipe El Fuerte, diciembre
de 2012), el cual puede asumirse en
nuestra perspectiva lectora como un mismo poema de intersecciones y
circularidades ocupado por una misma esencia y un mismo desvelo.
En
Cenizas, también lo expresa así: “La angustia nos lee / somos un poema
inconcluso. la referencia geográfica
del poema es análogamente aplastante a la espiritual, en Mapa del Líbano la voz de la memoria dicta estos versos: “…/… Imagen de barro en los pensamientos // Soy
en ti / ¿torso de la mañana / o testamento del dolor?” La voz que surge de
las entrañas de este canto es la voz de un pueblo y la poeta realiza su Escrito en círculos: “Salgo de tus manos
país del alma / Casa de espinas habitada en nosotros”.
En
Beirut “Donde vivo / herida de mí”, ella habla “en el alfabeto / íntimo de una lágrima” pues “escribe con letras invisibles sobre el espejo del aire” y respira y
se anega en “La rosa que al mirarla
habito”, pues su irreverente plegaria inquiere con dolor “¿Cuántas tumbas hay en el pecho de Dios?”
y en un himno de agua se impugna: “Quien
grita / golpea sin saber tanto cielo”, para concluir al final, en la
constelación de abismos y punzantes premoniciones que: Escribe a la sombra del llanto anticipado. Querer hasta el infinito
habitar el mundo poéticamente desgarra, no obstante, la imposible “alma de
piedra” de los ángeles centinelas sobre las calles de Gaza, mudos del alba
frente a la “pesadilla / en los restos /
de la memoria”.
Este
libro de Wafi Salih es un testimonio amoroso por la patria de sus padres que es
la misma suya en ese sentimiento. Es asimismo una denuncia y el doloroso
reclamo lleno de sentido de la poesía frente a la cruel irracionalidad de
nuestro tiempo y del combate de los pueblos frente a la opresión, y cuanta
estructura denigrante y opresiva intente subyugarles. Son poemas sencillos y
llenos de belleza formal en los que su creadora no se toma licencias en contra
de su propio ars creativa. Van enfilados, no obstante, por un decir inédito en
la obra hasta ahora publicada de la poeta. Un decir aferente a su creación
anterior al cual accede en virtud de la atención y apertura de su mismo afán
expresivo marchando de manera inevitable al encuentro del decir abierto y
comprometido hacia a donde advierto, pudiera conducirse a partir de ahora.
La
aparente sencillez de su complexión no exime la complejidad y elevación a la
que la poeta ha debido enfrentarse, por el contrario, resultan un desenlace y
una ruptura hasta alcanzar el vuelo expresivo que poseen. No son únicamente el
logro de una legítima intención, algo ineludible se ha gestado antes pues no
hay gratuidad en sus imágenes y el tono corresponde a una experiencia vital
igualmente ineluctable.
Wafi
Salih es una poeta culta y conocedora de las corrientes poéticas de nuestra
actualidad. De tendencia minimalista, ha cultivado también, entre otras formas
tradicionales, el Haikou japonés. En estos textos se siente resonar levemente
la imagen fulgurante de aquella expresión, no obstante, un serio aporte reside en su deseo y necesidad de revelar y sugerir al mismo
tiempo la búsqueda de sentido para oponerse al caos y a la entropía del huero
formalismo verbal. Denunciando así la insípida retórica como negación del tiempo
de la poesía, es decir al de la vida sin ambigüedades reclamando la absoluta
presencia del decir.
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